Conferencia sobre Atget en la UB organizada por Gracmon

Guillaume le Gall es profesor de la Université Sorbonne-Paris IV. Es un especialista en Atget, realizó su tesis doctoral sobre él y ha comisariado la exposición que le dedicó la Bibliothèque Nationale de France. Sabe tanto sobre Atget, que como diría Vázquez Montalbán, si éste volviera a nacer, debería matarlo.
En la actualidad prepara una exposición sobre surrealismo. Recordemos que fueron los surrealistas los primeros que recuperaron a Atget como artista. Pero no nos adelantemos. Ya volveremos sobre ello.
Se dijo mucho durante esta conferencia sobre Atget, pero destacaré tres ideas. Primero la sistematización del proyecto de Atget, en segundo lugar, su fortuna crítica como artista y finalmente algunas pinceladas sobre su orientación política. Vayamos por partes.
Atget no era un viejecito pirado que vagaba por París con una cámara anticuada (aunque, eso si que es cierto, la cámara era un fósil). Tras diversos oficios (marino, actor, pintor, editor...) se estableció en París como fotógrafo documentalista a finales del s XIX. Realizaba imágenes que servían de auxiliares a artistas y artesanos. Por eso su trabajo registra tanto pequeños detalles de herrería y ornamentación como vistas de calles, comercios y oficios de un París que desaparece en sus propias reformas. Todo ello era planificado como un gran proyecto llevado por propia iniciativa y que consistía en la documentación del Viejo París. Un proyecto realizado sistemáticamente, durante veinte años en placas de vidrio de 18x25cm.
Desarrollaba esta actividad de una manera metódica y planificada. Su archivo está catalogado de una manera concienzuda. Su trabajo le proporcionó una posición de pequeño burgués. Sus fotografías y publicaciones eran adquiridas tanto por artistas y artesanos, como por el público en general, aunque también realizaba encargos oficiales. Especialmente, para la Bibliotèque Historique du Vieux Paris.
A final de su vida y de los años veinte, los surrealistas quisieron encumbrarlo como artista, muy a su pesar. Es más que posible que Atget coincidiera, sin querer, con el paraguas, la máquina de coser y el término artista, en la mesa de disección donde los encontró el Conde de Lautréamont. Por eso cuando en 1926, le propusieron publicar sus fotos en la revista La Revolution Surrealiste, el les dijo “vale, vale, pero no pongáis mi nombre”. A mi personalmente, me parece una perversión que las primeras fotos consideradas por su autor como un objeto, sean ensalzadas por el surrealismo, una corriente absolutamente egoísta, que solo atiende a como el sujeto se proyecta sobre la realidad)
Por fortuna, esta idea de Atget, de que el objeto es el tema (en ingles quedaba mejor: the objet is the subject) es la que le transciende y, además, le tatúa en las vanguardias que, a su vez nos lo traerán hasta nuestros días.
Finalmente, Le Gall, a una pregunta bien disparada por María Santos García Felguera, dio unas pinceladas sobre la orientación política de Atget. Explicó que no tiene nada que lo documente, pero sí ciertos indicios para pensar que Atget era profundamente anarquista. La falta de tiempo hizo que no pudiese profundizar más en la vinculación entre su anarquismo y su proyecto fotográfico.